No me acostumbro a que me toque solo con su dedo corazón
Soy como un pentagrama sin notas.
Pero el se empeña en recorrerme primero
con su clave precisa.
Hasta que no coloca su pulgar en mis labios
no logro conciliar mis emociones
Insisto en que su anular
recorra las areolas
(pequeñas galaxias en sus amputadas manos)
El meñique sisssea las sienes
Solo cuando su índice aterriza en mi luna,
el brillo de mis ojos se agudiza infinito.
Y aparece su mano entera como el pentáculo
que sostiene mi cabeza...
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario