martes

El niño masticaba un hueso de manzana cuando llegaron los tristes.
Era el tercer día del monzón.
El, vestido de nada, se desnudó de todo, menos del hacha de doble hoja de acero de Damasco.
Aún se mantenían en pie los muros de dovelas primorosamente labrados.
Si me preguntas... oh! si me preguntas
Te diría que su brazo se extendió como el pelaje de un cometa y aplastó a cada uno de los silentes que intentaron doblegarlo.
Si me preguntas te diría...que fue en esa noche de alquitrán cuando lo amé
Ni me importó los ojos que extrajo de las cuencas

Salvó al niño

Te salvó a ti
A mí
Y a una manzana

L.


frag ( La estación de los ángeles)






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