martes





Un círculo incandescente en mis manos,
de nevisca blanca cual paloma,
engelente bola de marfil
rugiendo entre los dedos.
Canica de cristal que me quema las yemas,
perdigón que no mata pero me deja muerta
Rebota en el paralelo de la falda
retornando a mi como un frío cristal exagonal
que encierra en sus paredes un tornado


(Jugando a la pelota con la luna)
L.

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